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El burócrata En el escritorio del burócrata hai cinco teléfonos; debajo de cada teléfono, una multitud de angustias torturadas. En el escritorio del burócrata hai doce calendarios extranjeros; debajo de cada calendario un volcán de esperanzas perdidas. Por todas las repisas flores de plástico, envenenan el aire nicaragüense. En la oficina del burócrata hai cinco secretarias, inútilmente ocupadas, cinco olorosas prepotentes, que no saben nada de nada. –Good bye, miss- –Good–night, mistress– En el escritorio del burócrata, no está el burócrata. Anda afuera, enredando asuntos desenredados, complicando asuntos sencillos. Va un momento a la oficina, sonríe a las secretarias, las manosea o las muerde, i derrama hiel i vinagre sobre el que espera; en la oficina del burócrata, hai un montón de jente arrecha i otro montón de jente vaga parloteando i corriendo sin ton ni son, boleándose a la jente, engañándolas, regañándolas. En los pasillos i antesalas de espera hai que poner semáforos o metralletas. Debajo de la nalgas del burócrata se asfixian, pedorreadas, las soluciones. En la cabeza vacía del burócrata se amotinan problemas insolubles, i en el corazón del burócrata fermenta el odio al pueblo, que paga los berrinches. En las paredes grandes pósteres de Sandino lanzan bombas de contacto sobre el descaro, mientras la sangre de los mártires i héroes se desperdicia en lavamanos i escusados. En la oficina del burócrata, vive, clandestina, la contra-revolución. Flavio César Tijerino Boaco, 1 de mayo, 1980 http://www.flaviotijerino.org/poemas/poema_42.htm Siguiente Regresar a Lista de Poemas |