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Flavio Tijerino: "acogotado por la muerte" Jorge Eduardo Arellano La Antología poética y labor teatral del "Grupo U" de Boaco (Managua, Academia Nicaragúense de la Lengua, 2002) recoge una muestra representativa del quehacer poético de Flavio Tijerino, quien acaba de fallecer casi a los 80 años, después de una entrega entusiasta a toda iniciativa cultural (y no sólo en Boaco, donde se arraigó). En compañía de Armando Incer Barquero, Flavio encabezó dicho Grupo que, con la excepción de los vanguardistas granadinos, demostró la mayor afinidad colectiva en el siglo XX, aparte de coherencia conceptual y entusiasmo creador. Sin el compromiso sociopolítico del Frente Ventana de León ni la audacia protestataria de la Generación traicionada de Managua, sus miembros con una impronta lúcida que se fue disolviendo en la medida que se dispersaron. Su objetivo mediato no era exclusivamente literario, sino que aspiraba a impulsar un movimiento que activase y sacudiese el ámbito provinciano de su Boaco nutricio para incorporarlo al arte contemporáneo. Lo integraba una espontánea asociación de jóvenes, ajenos a toda exclusión discriminadora, mejor dicho: abiertos a todo el que quisiese sumarse a sus proyectos. "Y será siempre incompleto: por eso nuestro símbolo es la U", sostenían en el decálogo que sus miembros difundieron en el suplemento dominical de LA PRENSA en 1958. Desde entonces Flavio fue su más decidido promotor, a la par de Armando, formando un dúo que siempre se mantuvo unido, aunque en 1965 el grupo se desintegró. No es necesario puntualizar en esta breve nota los aportes a la poesía nicaragúense contemporánea de todos sus miembros. Ya fueron señalados por Fanor Téllez en su incursión crítica La opción interior del Grupo U y por el suscrito en la referida antología, donde se estudia la poesía de todos ellos. Flavio reseñó esta obra sosteniendo que el Grupo no fue corro, ni coro; y que, "aparte de los míos, los poemas reunidos por Jorge Eduardo Arellano en su florilegio, podían estar sin ruborizarse en una rigurosa selección de la poesía menor nicaragúense". Y no se equivocaba. Los diecisiete poemas antologados de Flavio revelan diversos registros, partiendo de una asimilación de la lírica esencialmente emotiva y exclamativa de Juan Ramón Jiménez (1881-1958). Así se explica este verso de su poema La densidad del miedo: "¡Líbrame ya de tu Yo, déjame solo!" Incluso se apropiaba de las licencias ortográficas del andaluz, como en el caso de las "jotas" en vez de "ges", y asumió el uso de la "i" por la "y", no sólo en sus versos, sino también en combativa prosa de cristiano revolucionario. En esa línea, Flavio fue poseído por el "ánjel": figura mediadora que entraña una significación múltiple y compleja. Anunciador, mensajero aéreo que posibilita la comunicación y la armonía de los mundos, estimulaba la originalidad de Tijerino, de acuerdo con la intensidad de su mundo interior. También cultivó la imagen del pájaro que estructura la identidad cultural y el mestizaje, presente en la mitología indígena y en arte autóctono. "Que nadie clave un vuelo para gozar su pájaro", proclamó, aludiendo al extrañamiento del poeta con el producto de su trabajo e incluso con el acto de la lectura. Ejecutor de un memorable endecasílabo de estirpe juanramoniana (Todo el jardín ante mis ojos ciegos), Flavio se halla bastante representado en la antología. Tal lo revelan sus estampas "exterioristas" pero interiorizadas, no exentas de color local (El Bajo), el burlesco juego de palabras convertido en acierto (Salutación a los poetas del olimpo) y el lirismo estemporáneo de sabor clásico (el soneto Peregrino sin nombre) o amoroso (casi todos sus poemas restantes). Además, formuló esta convicción: "La realidad nicaragúense, que algunos cantan sin vivirla, yo la vivo sin cantarla. No porque ella carezca de sentido poético, sino porque mi vocación es diferente i otro el tema de mi canto". Sin embargo, su compromiso vital con esa realidad afloró en El burócrata: crítica pionera a la burocracia corrupta y corruptora, fechado el 1 de mayo de 1980. Citando unas líneas de su discurso en el estreno de Doña Rosita la soltera, pronunciado el 7 de agosto de 1958, Flavio Tijerino ya está "acogotado por la muerte, por la única verdadera, la del silencio: cuando se carga un canto y un mensaje entre los labios sellados por la mano tranquila del olvido". http://archivo.laprensa.com.ni/archivo/2006/enero/28/literaria/ensayos/ensayos-20060128-07.html |